Un infoxicado 2016


Cuando tenía 8 años solía ir con mi bisabuelo al quiosco de diarios y revistas que quedaba cerca de casa. Me gustaban esos pequeños paseos al quiosco y luego ir a sentarnos en una plaza a leer un poco. Cada vez que mi bisabuelo encontraba alguna información muy interesante, solía volver a casa y recortaba el artículo del periódico. Lo hacía muchas veces, recuerdo que me decía cada vez que encuentres algo interesante lo debes de guardar porque la información es escasa y muy valiosa. Y era cierto, la información (en tiempos de mi bisabuelo) no era tan masiva como ahora. 27 años después, sigo recordando a mi bisabuelo cada vez que tengo que hacer alguna mudanza y encuentro alguna noticia que guardé en su momento: la información es escasa y muy valiosa me decía indicando lo que había recortado. 

Tiempo después vino internet, se democratizó la información, salieron a la luz muchas mafias, se cuestionaron la legitimidad de muchas instituciones y personajes que gozaban de cierta reputación como los gobiernos, los partidos políticos, las organizaciones públicas o privadas, los equipos de futbol, jugadores, actores y actrices reconocidas, empresarios, etc. También llegaron las redes sociales, el marketing 2.0, la geolocalización y demás desarrollos digitales que no paran de sorprenderme. Lo raro es que me siento como se sentía mi bisabuelo hace 27 años: “sin información valiosa”. ¿Cuánto del contenido que consumimos ahora es realmente información? ¿cuánto del contenido “hecho a medida para nosotros” es válido socialmente o posee un sesgo demagógico? ha sido difícil escribir el post de cierre del 2016 para Comisuras. No quería limitarme a sintetizar los principales acontecimientos del año concernientes a la gestión de la marca, de las organizaciones, de la comunicación y de la sociedad. Tampoco consideraba correcto plantear las nuevas tendencias si no has realizado un análisis previo de todo lo pasado y presente, para aventurarse a estimar unas tendencias que “puede que sucedan, o no”.

En esta última entrada del año, queremos invitarles a reflexionar y meditar acerca de cómo te ha ido en este infoxicado 2016 plagado de datos. Ha sido un año en el que el filtering ha sido el rey en la gestión de la comunicación. En muchas jornadas hemos escuchado que Google, Facebook o Twitter han cambiado su “algoritmo”, hemos visto como Whatsapp y muchos otras aplicaciones han cambiado su “política de privacidad”. Hemos visto que en nuestros correos y cuentas de Facebook, nos llega publicidad de algún artículo que vimos una vez por internet. Cada vez existen más establecimientos con servicio de “FreeWifi” y hemos visto a masas de gente buscando Pokemons en la calle. 



¿Quién decide qué vemos, qué leemos y qué compramos? ¿hasta qué punto hemos perdido nuestra predisposición para la apertura de opiniones y nos hemos vuelto más cerrados o impacientes? ¿cuántas conversaciones han dejado de ser conversaciones auténticas en donde las personas que te escuchan, te escuchen de verdad y no versiones sin importar la postura del otro? Parece que todos caminamos con un speech en la cabeza sobre cómo deberían de ser las cosas y lo utilizamos independientemente de lo que nos puedan decir. Parece que tanta tecnología nos ha cerrado a la diversidad. El fenómeno del filtering comenzó a tratarse como una tendencia peligrosa para la democracia en 2011, sin embargo, con tanto contenido, es complicado encontrar información relevante hoy en día.



Este mes salió la noticia de la tragedia que se vive en Alepo y por internet han saltado los bandos a favor y los bandos en contra de esta información. Un grupo de personas afirman que existe una masacre y otro grupo desmienten las noticias argumentando que solo es una cortina de humo para influir en la opinión pública en los países “vendedores y compradores de armas”. Uno se queda “congelado o de piedra” porque nadie ayuda porque tampoco saben a quien ayudar. Existe una parálisis política de nuestros organismos públicos mientras sigue muriendo gente. Hace tres años sufrimos de atentados consecutivos en época de fiestas navideñas en muchas partes de “occidente” y la gente sale a la calle a velar a sus muertos, mientras otros buscan justicia. ¿Quién decide qué vemos, qué leemos y qué compramos? 


 





Como afirma Aldous Huxley en Un Mundo Feliz, estamos llegando a un estado de sobre información que nos obliga a caer en la pasividad frente a tanto estímulo. No es que la verdad se nos oculta como afirmada George Orwell en su obra 1984, es que la información valiosa se encuentra ahogada en un mar de irrelevancia que nos impide saber encontrar aquello que es bueno. Y todo esto nos lo ha traído el filtering. Este maravilloso algoritmo en donde las marcas llegan a nosotros a satisfacernos superficialmente en la moda hipster, en la de los bigotes, selfies, series, compras, caprichos, etc. 

Creo que como resumen del 2016, podemos concluir que el 2016 ha sido un año muy infoxicado donde el filtering ha ganado la partida dirigiendo la opinión pública, las tendencias del consumo y de los estilos de vida. Es hora de un llamado a la conciencia de las marcas y organizaciones. Es hora de formarnos una opinión con la escasa información que elijamos o encontremos (y no con la información que nos la dan filtrada a través de nuestras redes). Es hora de salir y debatir con personas contrarias a nuestras opiniones y escucharlas aunque nos cueste aceptar su postura. 

Será un 2017 muy interesante, nos vemos el próximo año. Gracias bisabuelo, uno de los cofres donde guardo y comparto "todos aquellos recortes valiosos que me enseñaste a coleccionar" se llama Comisuras 😊

REDACTOR

 Augusto Leiva Espinoza